Ansiedad y Temblores

Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, dos amigos inseparables llamados Ansiedad y Temblores. Aunque eran muy diferentes entre sí, siempre se apoyaban mutuamente en las buenas y en las malas. Ansiedad era un joven inquieto, siempre corriendo de un lado a otro, preocupándose por lo que podría suceder. Temblores, por otro lado, era más reservado, pero tenía la extraña habilidad de hacer que todo a su alrededor se sacudiera ligeramente cada vez que se ponía nervioso.

Un día, el pueblo comenzó a notar algo extraño. Los pájaros volaban en círculos sin razón aparente, y los árboles parecían susurrar en un lenguaje antiguo. Ansiedad, siempre con los oídos atentos, se acercó a Temblores y le dijo: "Amigo, siento que algo terrible va a pasar. ¡Lo puedo sentir en mis huesos!"

Temblores, con su típico temblor en las manos, intentó calmar a Ansiedad. "Seguro que solo es tu imaginación. Nada va a pasar." Pero a medida que pasaban las horas, el temblor de Temblores se intensificó, sacudiendo las hojas de los árboles y haciendo vibrar las ventanas de las casas.

El pueblo comenzó a preocuparse, pues sabían que cuando Temblores empezaba a temblar así, algo malo estaba por venir. Sin embargo, Ansiedad y Temblores decidieron investigar por su cuenta. Recorrieron el bosque cercano, buscando alguna señal de lo que podría estar causando esa extraña sensación.

Mientras caminaban, se encontraron con una vieja ermitaña que vivía en una cabaña apartada. La anciana, con ojos que parecían ver más allá del tiempo, les dijo: "Vosotros sois la clave. Ansiedad, tú sientes lo que está por venir, y Temblores, tú lo manifiestas en la realidad. Debéis enfrentaros a este desafío juntos."

Los dos amigos, ahora más asustados que nunca, se miraron el uno al otro, pero decidieron seguir adelante. Llegaron a una cueva profunda en la montaña, donde descubrieron una criatura atrapada en una red de oscuridad. Era el miedo en su forma más pura, una sombra que se alimentaba de las preocupaciones y los temblores de los demás.

Ansiedad sintió una oleada de terror, pero Temblores, a pesar de que su cuerpo temblaba sin control, dio un paso adelante. Con cada paso que daba, la cueva comenzó a sacudirse, desmoronando la red que atrapaba a la criatura.

La sombra, debilitada por el temblor de Temblores, intentó atacar, pero Ansiedad, con un grito de valentía, la enfrentó. "¡No nos controlarás más!", gritó, y de repente, su miedo comenzó a disminuir. La sombra se hizo cada vez más pequeña hasta que desapareció por completo.

El pueblo, que había estado observando a lo lejos, celebró su victoria. Ansiedad y Temblores regresaron como héroes, sabiendo que aunque sus naturalezas les hacían diferentes y a veces difíciles de manejar, juntos eran más fuertes de lo que jamás habrían imaginado.

Y así, Ansiedad y Temblores aprendieron que, aunque no podían cambiar lo que eran, podían usar sus habilidades para proteger a los que amaban. Desde ese día, el pueblo supo que cuando ambos amigos se unían, no había oscuridad que pudiera resistirles.

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